Los besos salados después de compartir una bolsa de pipas. Recibir cartas sin facturas. El cine con palomitas.Leer por primera vez tu libro favorito. Las monedas de cien pesetas. Los bocadillos de pan y nocilla. La risa escandalosa de tu abuela. Ver a tu familia desplegarse en la playa como un ejército feliz, plantando la sombrilla como una bandera. Volver del mar con las yemas de los dedos arrugadas. Cantar a grito pelado Nessun Dorma en el coche con tus padres. Los primos. La bici. Las rodillas de mercromina. Las preguntas. Subirte al carro del Continente. Los coches de choque. Los helados de cucurucho. Devorar las escaleras después de oír: “¿Puede bajar Natalia a jugar?”. Viajar sin maleta. No tener vergüenza. Las mentiras piadosas. Las sorpresas. Llegar al 31 de julio y pensar: “Aún me queda otro mes de vacaciones para volver al cole”. Tener ganas de volver al cole.
Qué bonito era el verano.