Zumba, día 10

Nuevo descubrimiento: ¡Zumba es la maría del gimnasio! Aparentemente, los empollones son los de las máquinas, las pesas… No hablan con nosotras, las de las «clases colectivas», pero no hace falta; nos perdonan la vida con la mirada cuando nos ven pasar en grupo. Nos desprecian. Están convencidos de que no deberíamos estar allí, de que no pertenecemos a ese lugar. Si pudieran, sé que nos prohibirían la entrada. Al gimnasio, piensan ellos, no se va a bailar.
Nunca les miro, pero hoy he pillado a dos musculitos -de esos que sonríen a su propio reflejo en el espejo- riéndose de nosotras frente a la puerta de nuestra clase. Hubiera dado lo que fuera porque La Diosa les hiciera entrar y los pusiera en su sitio a base de sentadillas y patadas al aire. Iban a sudar como perros y a suplicar como nenazas que les dejaran volver a la elíptica de las narices. Que los de las bicis locas me miren por encima del hombro, vale, pero levantar unas pesas -un dos, un dos…- , eso lo hace cualquiera. En zumba hay que tener coordinación, memoria de elefante, sentido del ritmo, resistencia y poca vergüenza. Sí, en el gimnasio hay castas. Y yo, para bien o para mal, pertenezco ya a las del ojo pintado. Son un poco pijas, sí. Se dopan con batidos raros, sí. Su destreza con los movimientos obscenos es inquietante, sí. Pero son mi tribu.   

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s